La erosión es el desgaste y desagregación de los componentes del suelo producido por distintos elementos de la naturaleza y es uno de los principales problemas medioambientales que hay que afrontar para mantener la capacidad productiva de los suelos agrarios especialmente en cultivos como el olivar, el viñedo, los frutales, etc.
En este tipo de cultivos después de lluvias intensas, y en especial en terrenos con pendiente, se observan los surcos o cárcavas que produce el arrastre del agua.
La erosión afecta a las capas más superficiales que son las más ricas en nutrientes. Con ello se reduce la capacidad productiva del suelo al disminuir el contenido de materia orgánica y se reduce la fertilidad y la capacidad para almacenar agua, debido a la pérdida de volumen.
El uso de elevadas cantidades de fertilizantes , productos fitosanitarios y el riego ayudan a aliviar esto efectos negativos de la erosión pero pueden originar problemas adicionales de contaminación por arrastre y lavado de estos elementos , contribuyendo a la destrucción de hábitats naturales, y aumentando los costes.